por Emmanuel Sicre, SJ
1. CAMINO HACIA DIOS: “Lo
imposible”
2. CAMINO HACIA DIOS: “Las ventanas”
Debo confesar que, más de una vez, esa ventana
del otro ha estado tan abierta que Dios ha salido de allí y me ha acariciado el
rostro. Sólo el silencio es testigo de que entonces mi propia ventana se abrió
de par en par para abrazar y aceptar las ventanas que somos cada uno con su
historia a cuestas.
3. CAMINO HACIA DIOS: “La basura”
Quizá la basura pueda hablarnos de aquello que
no se consume, ni desaparece, ni caduca tan precipitadamente y de la cual sobreviven
muchos pobres dejados a la buena de Dios. La cuestión: aprender a discernir
mejor qué desechar y qué conservar para que lo descartado sólo sea lo que no
nos lleva a amar lo que Dios ama, y a descubrirlo convertido en el humus del que brotan las flores color
justicia.
Cada creyente se parece mucho al dios al cual le
‘reza’. De hecho, a dios-juez, creyente-juez. A dios-castigador,
creyente-castigador. A dios-permisivo, creyente laxo. A dios-Ley, creyente
legislador. A dios-mágico, creyente iluso. A dios-templo, creyente de
sacristía. A dios-sacerdote, creyente clericalista. A dios-sacrificio, creyente
negociante. A dios-obsesivo sexual, creyente reprimido. A dios-culposo,
creyente culpógeno. A dios-triste, creyente de cara larga. ¡Qué panteón Dios
mío!
Pero qué distinto es un creyente alegre,
fecundo, audaz, servidor, orante, amigos de los pobres y humildes, libre de
estructuras asfixiantes y cuestionador de la sociedad en favor del bien común.
Qué lindo es conocer a un creyente amante de conocer más a su Dios, que no condena
los errores ajenos porque reconoce su propia debilidad, que no juzga como dueño
de la verdad, sino que se declara buscador de ella como todos, capaz de sufrir
con el que sufre y gozar desinteresadamente con quien goza, comprometido a amar
a todos sin distinción, dispuesto a entregar vida por lo que cree y experimenta
en el corazón propio y de su comunidad. ¿Te suena en qué Dios cree alguien así?
Sí, el Dios de Jesús.
5. CAMINO HACIA DIOS: "Los ateos"
Pocas veces aprendo tanto sobre lo que creo como
cuando me encuentro honestamente con quien no comparte mi fe. Es una hermosa
oportunidad de redescubrir lo que vivo, el modo de expresarlo y de sentirlo.
Dialogar con quien no pareciera haber recibido el don de la fe, pero se hace
las preguntas fecundas de toda vida sincera, me conmueve al punto de reconocer
que no pude hacer nada para creer en esto que me sostiene y me da vida. No hay
méritos.
Quien cree que no cree en Dios -al menos en el
de Jesús a quien intento seguir- me obliga, desde su propia experiencia de
búsqueda, a conectarme con ese misterio olvidando supuestos. ¿Será en ese
encuentro de buscadores donde Dios nos busca y termina por encontrarnos?
6. CAMINO HACIA DIOS: "Las heridas"
Las heridas son puertas entreabiertas al
misterio de la vida. Allí donde el dolor abre la carne hay gritos de parto que advierten
el deseo de vivir. Cada herida se torna, entonces, el anuncio de una
reparación, el deseo de un alivio, la esperanza de una cicatriz. Las heridas de
una cruz que Dios no da, sino que ayuda silencioso a cargar, nos revelan el
ardiente anhelo de una pascua que nos murmure al oído que las lágrimas limpian
los ojos para ver mejor el sentido de nuestra historia magullada.
Cuando las heridas son de muerte, cuando lo que
es deja de ser, comienza la nueva vida, esa que verdea en los bordes de la
herida y nos regala la esperanza de que posible siempre reescribir la propia
historia con el lápiz de Dios.
7. CAMINO HACIA DIOS: "Contemplar"
La
contemplación del evangelio de Jesús busca ponernos en la escena, meternos allí
como uno más del relato porque en ese estar allí con la imaginación es que el
Espíritu de Dios hace su trabajo de salvación de nuestra vida. Leer y dejarse
llevar…
¿Quién
que no contemple a Jesús curando no le quedan curadas también un poco sus
heridas? ¿Quién que no contemple el nacimiento de Jesús no queda restablecido
al menos en la ternura para consigo y los demás? ¿Quién que no contemple a
Jesús anunciando el Reino no queda seducido por su propuesta de paz, amor y
justicia universal? ¿Quién que no contemple a Jesús muriendo en cruz no llora
con todos los que sufren sus propios sufrimientos? ¿Quién que no contempla al
resucitado en su oficio de consolar no queda consolado en lo más profundo de su
ser?
Así
trabaja la contemplación. En la medida en que nos animamos a abandonar el
control sobre la oración, el Espíritu, ayudado por nuestra libertad de entrega
a la imaginación, hace su trabajo de cristificación, de hacernos otros
Cristos.
8. CAMINO HACIA DIOS: "La seducción"
Técnica tan antigua como el hombre –por eso
también de Dios-, la seducción ha sido reconocida en el mundo espiritual desde
siempre. Y es que busca explicar por qué el corazón se inclina a unas cosas y a
otras resignando el control y dejándose llevar. Puede que no siempre hacia el
bien, he aquí el desafío de discernir cuáles sí y cuáles no.
Pero también, lejos del embrujo y el hechizo, el
Dios de Jesús cautiva al inquietarnos con lo real. Como buen amante, nos inspira
en el alma las preguntas que sirven de motor para vivir abiertos al misterio de
su presencia en donde menos lo imaginamos. Por eso, somos paradójicamente
seducidos tanto a gozar la vida como a entregarla, a vivir como a morir por los
demás, a enriquecernos siendo pobres y a esperar detrás de cada cruz una
resurrección.
Estamos, entonces, ante la posibilidad de
indagar sobre nuestra fe. ¿Cómo hacerlo? En soledad, pero acompañada, con
hondura pero sin obsesiones, responsables pero sin tragedia, anhelantes pero
sin desesperación, en el “aquí y el ahora” de nuestra vida pero con memoria y
deseo, con ciencia pero con paciencia de sabios ignorantes, volviendo a los
orígenes pero sin nostalgias esclavizantes. Es decir, soportando la tensión que
toda realidad compleja merece, evitando los portazos que nos cierran o los
cachetazos que nos aíslan. Y aquello que osadamente llamamos Dios se encargará
de darnos una respuesta generosa y vital.
10. CAMINO HACIA DIOS: "La poesía"
Pero cuando podemos saborear las palabras y
degustar sus matices, emerge la sabiduría que conduce a la fuente de toda
posibilidad de existir. La gran poesía se hace carne y nos hace visibles a Dios
entre todas las creaturas. De allí toda bendición, toda alabanza, toda
expresión de asombro humano ante un Dios mezclado entre nosotros.
Sin embargo, el Dios de Jesús deja las alturas y
baja. Abandona lo abstracto y se concreta. Olvida la sacralidad proyectada e
instaura una que, por más humana, más divina de contacto con el amor. Resulta
que en Cristo lo sensible se vuelve olfato de sabidurías. Vista aguda de lo
oculto que da a luz. Gusto a mesa compartida entre pares. Oído para el grito de
quienes, en su debilidad, buscan fortaleza. Tacto de una carne que se vuelve a
Dios y nos lleva con él.
Tratar de suspender el pensamiento
y dejarlo atado al ingenioso invento
del calendario cuando dice “hoy”.
acoger las huellas de la memoria
que poco a poco dibujan la historia
de lo que se ha grabado con el tiempo.
sino deseando estar a solas donde estoy
Como sin reloj, así, sin movimiento.
Abrazar lo vivido con el amado
Dando paso sincero a lo que siento.
13. CAMINO HACIA DIOS: "la
privación"
En
la mayoría de las culturas religiosas existen momentos purgativos, de limpieza,
de lavaje de aquello que es percibido como suciedad interior, como residual y
que debe ser arrojado fuera. De ahí que surjan diversos rituales de
purificación que ayudan a renovar los canales de encuentro con la divinidad
entendida como luz, pureza, energía positiva, libertad. Y así conseguir la paz
interior.
En
el cristianismo el camino de la privación, del ayuno, de la abstinencia suman
un elemento realmente enriquecedor. No nos privamos de algo para quedar más
limpios y estar en paz solamente, no ayunamos para engrosar nuestra capacidad
de resistir, no hacemos abstinencia para demostrar el poder de nuestra
voluntad. Sería narcisista. Todo esto lo hacemos para encontrarnos con Cristo
en los demás, en especial, con aquellos que hacen ayuno, abstinencia y son
privados del alimento diario a causa de la injusticia. De esta manera, libres
de lo accesorio y disponibles al sentido profundo, entramos en contacto con el
otro desde la humanidad compartida y bendecida por Dios en el despojo de
sabernos llamados a una existencia digna que debe llegar a ser percibida por
todos sin excepción.
14. CAMINO HACIA DIOS: "El odio"
¿Será que pensamos que allí donde hay odio no
puede estar lo de Dios? Pero lo cierto es que sí está. ¿Dónde? Padeciéndolo.
Ese es el misterio de Cristo: un hombre sin maldad que absorbió en su carne la
maldad de quienes lo odiaban para liberarlos de ese cáncer mortal y devolverles
con su presencia la certeza de que la salud es posible. Es más, sólo hay que
desearla.
Dios se asemeja a la música cuando, al estar con
él, el tiempo parece suspendido y, sin embargo, en paralelo, se está tejiendo
el ritmo de la historia personal. Esa historia que no puede encontrar sentido
si no es en el cadencioso compás del Gran Compositor de melodías. Con esa
melodía es que nuestra pequeñez se hace parte del lenguaje común en el que
están todos los sonidos que hubo y habrá en el universo entero.
Por eso, es necesario encontrar el tono único con
el que damos en la propia armonía en medio de la Creación y dejar que el
espíritu de Dios nos impulse a interpretar esa canción que nos hace vibrar en
la misma sintonía: ser imagen suya.
16. CAMINO HACIA DIOS: "El desborde"
Cuando una acción nuestra transforma algo de la
realidad de los demás en su favor, dotándolos de un sentido aún mayor del que
preveíamos, caemos en la cuenta de un misterioso desborde.
¿Qué es ese plus de sentido que percibimos como un caer en la cuenta de
que hay algo más allá de nosotros mismos? ¿Cómo es que la manifestación de este
“más” se hace tan clara a los sentidos compartidos por otros y nos llena de
alegría? ¿Qué sostiene nuestro compromiso por continuar haciendo aquello que
nos llena de un sentido no provocado, sino donado, regalado gratuitamente y
sobreabundante? Nos estamos preguntando por el bien inmerecido,
desproporcionado, que recibimos de lo que vivimos con pasión.
Así, cuando el hombre vio que se le da algo
mucho más grande de lo que él dio con su accionar, y reconoce que nunca podría
pagarlo o devolverlo por sus propios medios; y que, asimismo, desea con todo su
ser seguir acrecentado esta experiencia que lo plenifica y lo abre a los demás
con su trabajo; se transforma y se encuentra con la revelación gratuita,
personal, impredecible, inaplazable, e inolvidable del Dios de Jesús.
Publicado en Pastoral SJ:
https://pastoralsj.org/tag/tag/241-Serie%20Caminos%20hacia%20Dios
Otro camino a Dios puede ser de quien creía pero no se puede encontrar con Dios. A veces nos pasa que hemos experimentado a Jesús de forma tan pasional hasta el punto de ser el Norte de nuestra vida, pero luego de un tiempo y por diversos motivos el encuentro personal se va tornando frío y distante. Empezamos a cer en un nihilismo "agudo" porque no nos damos cuenta del sin sentido que comienza a reinar en nuestros corazones: la misa queda en un conjunto de ritos, el evangelio pierde dinamismo, JESUS SE CONVIERTE EN UN PERSONAJE. Sin embargo, nuestras en nuestras decisiones siguen pesando los legados de ese encuentro con Jesús o la moral cristiana, pero el sin sentido persiste. Ahí nos convertimos en buscadores, buscadores de esa "personaje" que es persona, redescubrirlo como persona es la clave para llegar a lo alto. Quizas la clave de descubrirlo como persona es verlo como persona en nuestros hermanos. Es un camino dificil porque no se rompe el sin sentido de golpe, es un proceso y ser conscientes de eso permite buscarlo con persistencia. En esa persistencia se puede ir tejiendo una red de relaciones de amor y misericordia que nos lleve al encuentro.
ResponderEliminarMuchísimas gracias! Muy interesante!
Eliminar