domingo, 9 de agosto de 2015

ORACIÓN ECOLÓGICA


                                             
                                                         Por Daniel Spotswood, sj (USA) y Emmanuel Sicre, sj (ARG)


1. Ubicación en el lugar en círculos en el centro la cruz con los 4 elementos.
2.   Disponernos para la oración. Relajación música tranquila.
3.   Leer el Cántico de las criaturas por San Francisco de Asís

1. Altísimo y omnipotente buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.
A ti solo, Altísimo, te convienen
y ningún hombre es digno de pronunciar tu nombre.
2. Alabado seas, mi Señor, en todas tus criaturas,
especialmente en el Señor hermano sol,
por quien nos das el día y nos iluminas.
Y es bello y radiante con gran esplendor,
de ti, Altísimo, lleva significación.
3. Alabado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas,
en el cielo las formaste claras y preciosas y bellas.
4. Alabado seas, mi Señor, por el hermano viento
y por el aire y la nube y el cielo sereno y todo tiempo,
por todos ellos a tus criaturas das sustento.
5. Alabado seas, mi Señor por la hermana Agua,
la cual es muy humilde, preciosa y casta.
6. Alabado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual iluminas la noche,
y es bello y alegre y vigoroso y fuerte.
7. Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra,
la cual nos sostiene y gobierna
y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas.
8. Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor,
y sufren enfermedad y tribulación;
bienaventurados los que las sufran en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
9. Alabado seas, mi Señor, por nuestra hermana muerte corporal,
de la cual ningún hombre viviente puede escapar.
10. Ay de aquellos que mueran en pecado mortal.
Bienaventurados a los que encontrará
en tu santísima voluntad
porque la muerte segunda no les hará mal.
11. Alaben y bendigan a mi Señor
y denle gracias y sírvanle con gran humildad... Amén.

4.      Demos gracias por la Creación recibida

1. Dios Creador del Universo entero que tu agua nos bautizas.
Te damos gracias por todo lo creado para el bien de cada ser humano de la Tierra.
Gracias por el tiempo que se hace historia y nos acoge en su regazo
Gracias por el espacio que hace del mundo nuestra casa común
Gracias Señor del Cielo por lo que recibimos de quienes cultivan, siembran y protegen la tierra a diario,
Gracias por lo que nos das en quien engorda los animales que comemos,
Gracias por nuestro cuerpo, mediación simbólica del mundo entero.
Gracias por tener un lugar donde habitar dignamente, por el dinero que recibo, por las mediaciones que la Compañía me regala para formarme. 
2. Te damos gracias Señor por la paciencia con la que esperas que nos demos cuenta de que somos criaturas tuyas,
Gracias Señor por la posibilidad de reconocerte presente en las criaturas y activo trabajador en pos del hombre que tanto amas.
Gracias por hacernos cocreadores a imagen tuya. 
Gracias Señor por la sabiduría que nos regalas en el Libro de la Naturaleza y por la incansable bondad con la que nos enseñas a cuidar de lo creado.
Gracias también por darnos la inteligencia para protegernos de lo que nos daña, y sufrir con compasión el ser limitados y frágiles peregrinos en el mundo.
Gracias finalmente porque no nos dejas solos arrojados a la existencia sino que nos cuidas, nos guías, nos instruyes y nos acompañas. AMÉN.


CANTO: GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS SEÑOR…

Ahora demos Gracias por los demás seres humanos.

1. Padre Nuestro, gracias por la humanidad que somos y por ser el aire con el que respiramos tu presencia entre los hombres.
Gracias Padre por hacernos tus hijos en Jesucristo, nuestro hermano mayor.
Gracias por cada ser que habita esta tierra.
Gracias por los ancianos que acunan la sabiduría de los pueblos con alegría y nos enseñan a sufrir con paciencia las dificultades de la existencia.
Gracias por nuestros padres, los presentes y los ausentes, porque por medio de ellos hemos recibido la vida.
Gracias por nuestras familias que nos tejieron para ser hombres de verdad.
Gracias por nuestros hermanos de sangre que nos abren a la fraternidad universal que nos propones en tu Hijo.
Gracias por nuestros amigos que nos enseñan la gratuidad auténtica en el compartir la vida.
Gracias por los niños que nos bajan de nuestras pretensiones exacerbadas para señalarnos el  camino del Reino.
2. Gracias por nuestros compañeros jesuitas, los que amamos y los que aguantamos, porque nos muestras que tu llamado es más generoso que nuestras limitaciones.
Gracias por las personas que más nos cuestan porque nos invitas a expandir nuestra paciencia, a agrandar el corazón y a sentir cuánto se nos soportan nuestras miserias.
Gracias por la inagotable fuente de amor con la que perdonas nuestras ofensas, explícitas o encubiertas, gracias por la paciencia con la que esperas que nos demos cuenta de que no debemos juzgarnos entre nosotros.
Gracias Señor por invitarnos a una justicia que va más allá de los merecimientos despertándonos al amor.
Te damos gracias Señor por la alegría que nos regalas cuando nos encontramos profundamente con alguien que nos abre los ojos, resucitándonos.
Te damos gracias Padre Nuestro porque cuando trabajamos por tu Reino nos sentimos hijos, hermanos y padres dispuestos a darlo todo. AMÉN. 

CANTO: GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS SEÑOR…

Ahora demos GRACIAS por el misterio de la vida de Dios en nuestra vida.

1. Dios del fuego que alumbras las tinieblas y traes luz a los corazones, 
Gracias por el misterio que envuelve nuestra existencia.
Gracias porque no podemos atraparte, encerrarte, ni conceptualizarte, y nos mantienes siempre en búsqueda de ti.
Gracias porque nos muestras que en la apertura está la posibilidad de encontrarte.
Gracias porque nos invitas a discernir cómo te haces presente entre nosotros a través de tus mociones.
Gracias porque con tu Hijo, nuestro hermano Jesús, nos diste la clave para distinguirte actuando y haciendo Reino en medio de la Historia.
2. Gracias porque los pobres seremos saciados, los que lloramos reiremos, los que sufrimos seremos consolados, los cansados seremos aliviados, los perseguidos seremos recibidos por ti.
Gracias porque en la humillación nos muestras el camino de la humildad.
Gracias porque para ser ensalzados debemos humillarnos, para ser engrandecidos empequeñecernos, y para ser elevados abajarnos.
Gracias porque con tu luz disipas las tinieblas de nuestro corazón en el momento de la lucha espiritual.
Gracias Padre del Cielo y de la Tierra porque has revelado los misterios del Reino a los humildes y pequeños.
Amén.


CANTO: GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS SEÑOR…

Por último demos GRACIAS por cada uno de nosotros mismos.
1. Dios que de la tierra insuflada con tu soplo nos hiciste
Te doy gracias por mí mismo, por haber venido a este tiempo y a este espacio.
Gracias por mi cuerpo y sus posibilidades
Gracias por mi carácter y mis modos de ser
Gracias por mis deseos y aspiraciones
Gracias por mis oídos con los que me puedo escuchar tu voz, mi voz y la de los hermanos.
Gracias por mi boca con la que puedo saborear los alimentos y la Palabra que viene a nutrirme de ti.
Gracias por mis ojos con los que puedo ver el mundo y lo que haces en él para bien de los que te amamos.
2. Gracias por mi piel con la que puedo sentir dando y recibiendo las texturas del cariño, el afecto y el abrazo.
Gracias por mi nariz con la que puedo oler descubriendo los matices de lo real olfateando lo que me hace bien y lo que mal.
Gracias Señor por  mi mundo interior sede del encuentro con el Espíritu con el que tomo las decisiones que me acercan a Ti.
Gracias Señor por mis trabajos, mi estudio, mi apostolado y mi gustos.
Gracias finalmente, Señor, por fecundidad que me habita y el deseo de servite.  

CANTO: GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS SEÑOR…


5.     Ahora haremos meditación sobre el pecado social con las palabras de Laudato Si

En la encíclica Laudato Si, el papa Francisco dice que “la existencia humana se basa en tres relaciones fundamentales estrechamente conectadas: la relación con Dios, con el prójimo y con la tierra. Según la Biblia, las tres relaciones vitales se han roto, no sólo externamente, sino también dentro de nosotros. Esta ruptura es el pecado. La armonía entre el Creador, la humanidad y todo lo creado fue destruida por haber pretendido ocupar el lugar de Dios, negándonos a reconocernos como criaturas limitadas. Este hecho desnaturalizó también el mandato de “dominar” la tierra (Gn 1,28) y de “labrarla y cuidarla”(Gn 2,15). Como resultado, la relación originariamente armoniosa entre el ser humano y la naturaleza se transformó en un conflicto (Gn 3,17-19). Por eso es significativo que la armonía que vivía san Francisco de Asís con todas las criaturas haya sido interpretada como una sanación de aquella ruptura. Decía san Buenaventura que, por la reconciliación universal con todas las criaturas, de algún modo Francisco retornaba al estado de inocencia primitiva. Lejos de ese modelo, hoy el pecado se manifiesta con toda su fuerza de destrucción en las guerras, las diversas formas de violencia y maltrato, el abandono de los más frágiles, los ataques a la naturaleza. (66).

¿Dónde están las rupturas en nuestras relaciones con Dios, con el prójimo y con la tierra?

1.) La ruptura social con el agua (con lo recibo en la creación):

“Mientras se deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado. En realidad, el acceso al agua potable y segura es un derecho humano básico, fundamental y universal, porque determina la sobrevivencia de las personas, y por lo tanto es condición para el ejercicio de los demás derechos humanos. Este mundo tiene una grave deuda social con los pobres que no tienen acceso al agua potable, porque eso es negarles el derecho a la vida radicado en su dignidad inalienable. Esa deuda se salda en parte con más aportes económicos para proveer de agua limpia y saneamiento a los pueblos más pobres. Pero se advierte un derroche de agua no sólo en países desarrollados, sino también en aquellos menos desarrollados que poseen grandes reservas. Esto muestra que el problema del agua es en parte una cuestión educativa y cultural, porque no hay conciencia de la gravedad de estas conductas en un contexto de gran inequidad” (30).

2.) La ruptura social con el aire (con el bien común):

“El clima es un bien común, de todos y para todos. A nivel global, es un sistema complejo relacionado con muchas condiciones esenciales para la vida humana. Hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático. En las últimas décadas, este calentamiento ha estado acompañado del constante crecimiento del nivel del mar, y además es difícil no relacionarlo con el aumento de eventos meteorológicos extremos, más allá de que no pueda atribuirse una causa científicamente determinable a cada fenómeno particular. La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o acentúan. Es verdad que hay otros factores (como el vulcanismo, las variaciones de la órbita y del eje de la Tierra o el ciclo solar), pero numerosos estudios científicos señalan que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano, óxidos de nitrógeno y otros) emitidos sobre todo a causa de la actividad humana. Al concentrarse en la atmósfera, impiden que el calor de los rayos solares reflejados por la tierra se disperse en el espacio. Esto se ve potenciado especialmente por el patrón de desarrollo basado en el uso intensivo de combustibles fósiles, que hace al corazón del sistema energético mundial. También ha incidido el aumento en la práctica del cambio de usos del suelo, principalmente la deforestación para agricultura.


3.) La ruptura social con el fuego (con el misterio):

“No somos Dios. La tierra nos precede y nos ha sido dada” (67).
“Cuando el ser humano se coloca a sí mismo en el centro, termina dando prioridad absoluta a sus conveniencias circunstanciales, y todo lo demás se vuelve relativo. Por eso no debería llamar la atención que, junto con la omnipresencia del paradigma tecnocrático y la adoración del poder humano sin límites, se desarrolle en los sujetos este relativismo donde todo se vuelve irrelevante si no sirve a los propios intereses inmediatos. Hay en esto una lógica que permite comprender cómo se alimentan mutuamente diversas actitudes que provocan al mismo tiempo la degradación ambiental y la degradación social. . . Es también la lógica interna de quien dice: ‘Dejemos que las fuerzas invisibles del mercado regulen la economía, porque sus impactos sobre la sociedad y sobre la naturaleza son daños inevitables’” (122-123).
“La protección ambiental no puede asegurarse sólo en base al cálculo financiero de costos y beneficios. El ambiente es uno de esos bienes que los mecanismos del mercado no son capaces de defender o de promover adecuadamente. Una vez más, conviene evitar una concepción mágica del mercado, que tiende a pensar que los problemas se resuelven sólo con el crecimiento de los beneficios de las empresas o de los individuos (190).
“Un mundo frágil, con un ser humano a quien Dios le confía su cuidado, interpela nuestra inteligencia para reconocer cómo deberíamos orientar, cultivar y limitar nuestro poder” (78).

 4.) La ruptura social con la tierra (con mí mismo):

“Nuestro cuerpo nos pone en relación directa con el ambiente y con los demás seres humanos. La aceptación del propio cuerpo como don de Dios es necesaria para acoger y aceptar el mundo entero como don del Padre y casa común; en cambio una lógica de dominio sobre el propio cuerpo se transforma en una lógica a veces sutil de dominio sobre la creación. Aprender a recibir el propio cuerpo, a cuidarlo y a respetar sus significados, es esencial para una verdadera ecología humana. También la valoración del propio cuerpo en su femineidad o masculinidad es necesaria para reconocerse a sí mismo en el encuentro con el diferente. De este modo es posible aceptar gozosamente el don específico del otro o de la otra, obra del Dios creador, y enriquecerse recíprocamente.” (155).


6. Hacemos nuestros pedidos de perdón

Perdónanos Señor por nuestras rupturas contigo, con nuestros hermanos y con nosotros mismos…
Canto: Perdónanos Señor

Perdónanos Señor cuando perdemos el don de admiración y asombro, y nos olvidamos de reconocer la creación de Dios como regalo…
Perdónanos Señor

Perdónanos Señor cuando nos desentendemos de los pobres que sufren de manera desproporcionada de los efectos del cambio climático, y no aportamos con gestos cotidianos a la creación de una conciencia más justa para aliviar este dolor...
Perdónanos Señor

Perdónanos Señor por la falta de solidaridad entre nosotros en el trabajo para proteger nuestro hogar común…
Perdónanos Señor

7. para concluir oremos con la Iglesia la oración que nos propone el Papa:


Oración por nuestra tierra

Dios omnipotente,
que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza.
Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas
sin dañar a nadie.
Dios de los pobres,
ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra
que tanto valen a tus ojos.
Sana nuestras vidas,
para que seamos protectores del mundo
y no depredadores,
para que sembremos hermosura
y no contaminación y destrucción.
Toca los corazones
de los que buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra.
Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa,
a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos
con todas las criaturas
en nuestro camino hacia tu luz infinita.
Gracias porque estás con nosotros todos los días.
Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha

por la justicia, el amor y la paz.