domingo, 1 de noviembre de 2020

SER COMO JESÚS EN EL MONTE

por Emmanuel Sicre, SJ



Imaginen por un momento que Dios nos regala estar en su piel, tener su mirada, sentir con su corazón y ver desde el interior a las personas… y así comenzamos a contemplar a los hombres y mujeres que andan por la calle, que trabajan, que están en sus hogares, en el campo o en la ciudad… la fuerza del Espíritu te permite acceder a sus realidades desde dentro y comienzas a ver… 

a uno que ha renunciado a algo que era valioso para sí y se ha despojado, no sin sacrificio, de su propio ego, 


a una familia que llora la pena de haber perdido a un ser querido y siente un dolor inmenso, 


a otra que ha esperado insistentemente a que sus hijos aprendieran esto que ahora ve en riesgo de que lo rechacen y que todo su empeño sea en vano… 


a uno que se ha esforzado hasta el cansancio para darle lo mejor a su familia y, además, lucha por un mundo más justo y equitativo cada vez que puede, pero siente flaquear su fe, 


a quienes han perdonado ofensas horribles y han preferido ser libres de sus rencores después de muchas ayudas y trabajos, pero todavía les vuelve la tentación de vengarse, 


a un niño que observa sorprendido lo grande que son los adultos y admira lo alto de las nubes en las que viaja su imaginación llevando a su abuelita que ahora está con Dios, 


a unos que no duermen bien por las noches sosteniendo el esfuerzo por no romper los vínculos familiares siempre tensos y complejos, 


a quienes por ser honestos con lo que creen y respetuosos de lo que otros creen buscaron no dañar a nadie en el grupo de amigos y fueron criticados, burlados y dejados de lado, y sienten soledad, 


a una que, por creer y apostar por vos, la han insultado y perseguido al salir de su trabajo, hasta hacerle pensar si vale la pena rezar y sólo sentir ausencias… 


Y entonces recibes sus penas, las guardas en tu corazón con la delicadeza de quien te ha ofrecido su escollo interior… y comienzan a brotarte, como un manantial, palabras que van transformando sus rostros en consuelo y esperanza, en alegría y dicha, en alivio y fortaleza, en promesa y utopía, en cercanía y confianza en tu Padre que desde siempre ha buscado la plenitud de sus hijos e hijas, y se las arregla para lograrlo.  


FELICES 

(Pablo Coloma)


https://www.youtube.com/watch?v=xPmP_GkUi9s&feature=youtu.be 


Felices
Felices aquellos, los de puro corazón
Los que en cada mañana te sonríen con pasión
Y te dicen, mirándote con gozo
"Tenga usted un día hermoso
Más amable, más dichoso"

Felices
Los de limpio mirar
Que no saben de envidias, los de nunca condenar
Los que nunca te cargan de tristeza
Ni te enrostran tu pobreza
Que conocen tu belleza

Felices
Los que nunca descansan en la lucha por la paz
Una paz verdadera, de justicia y libertad
Los que entregan su vida sin medida
Por un mundo sin heridas
Sean felices cada día

Felices
Los que buscan verdad
Los que luchan por dar a cada hombre dignidad
Los que al miedo salvaje dan derrota
Dan su sangre gota a gota
Y en la tierra son semilla que brota

Felices
Los que dicen: "hermano" con nobleza y sin doblez
Los que saben que el barro se ha pegado a nuestros pies
Que conocen la pena más profunda
La alegría donde abunda
Y la entrega más fecunda

Felices
Los que olvidan tu error
Y te saben distinto y te abrazan sin rencor
Porque ven que tu corazón palpita
Que en tu alma siempre habita
Algún sueño que se agita

Felices
Los que saben sufrir junto a tu lado en el dolor
Y te dan una mano que te aprieta con calor
Los que nunca se ríen de tu llanto
Porque solo un nuevo canto
Es su alegría y su encanto

Felices
Los de gran corazón
Que comparten la vida, regalando un nuevo don
Y te dan de su pan
Y te dan de beber
Y a su mesa te sientan
Y te llaman hermano

Y te dan de su pan
Y te dan de beber
Y a su mesa te sientan
Y te llaman hermano

Felices (los de puro corazón, los que te abrazan sin rencor)
Felices (los que dan lucha por la paz, junto a tu lado en el dolor)
Felices (los que buscan la verdad y te regalan nuevo don)
Felices (que dan al hombre dignidad)
Felices (¡felices!)



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